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Europa despechada.

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    VG CONSULTORES
  • 23 abr
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 25 abr

Columna: Mirada Geopolítica. 23/04/25
Columna: Mirada Geopolítica. 23/04/25
Acostumbrada a ser el centro de atención durante siglos, Europa se encuentra en una situación desesperada: parece condenada a la irrelevancia mundial. Ante un mundo que cambia vertiginosamente, con centros de poder emergiendo de manera irrefrenable y, sobre todo, abandonada por su anterior ´aliado´, parece que se mece los cabellos como en las antiguas tragedias griegas. Sufre desactualización tecnológica, sangría militar, maltrato comercial, abandono político y contradicción cultural. Vayamos por partes.

Abandono político.
Después de la 2ª Guerra Mundial, Estados Unidos se ´alió´ con Europa para combatir al comunismo ruso, crearon la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el G7 e impulsaron el libre comercio y la globalización, en fin, compartieron agenda internacional y actuaron en conjunto durante décadas, pero eso fue hasta la llegada de Donald Trump al gobierno de los Estados Unidos en enero de 2017, en la primera ocasión y en enero de este 2025, en su reelección.

Desde su primer mandato, Trump dijo que la OTAN era obsoleta y acusó a los países europeos de no otorgar dinero suficiente, exigiendo cada país destinara el 2% de su PIB al gasto en defensa militar.  También peleó por el gasoducto construido entre Alemania y Rusia, el Nord Stream 2, se sale del Acuerdo de París contra el cambio climático y las diferencias escalan hasta llegar a la imposición de aranceles. En ese contexto, Trump llega a declarar que la Unión Europea había sido un error catastrófico, pues sólo era un vehículo para Alemania.

Muchos aun recordamos el famoso momento cuando Trump en una cumbre de la OTAN de 2017, empujaba agresivamente al presidente de Montenegro para aventarlo hacia atrás del grupo, o aquellas famosas “fuercitas” con el presidente de Francia, Emmanuel Macron al ´saludarse´ en varios encuentros. Pero más allá de las anécdotas, el choque entre Trump y Europa fue brutal, por ello, resultaba natural se inclinaran por Joe Biden y abandonaran al expresidente en sus acusaciones de fraude cuando pierde la su reelección en la presidencia en 2020.

Con Biden en el gobierno, se liman asperezas y parece se restaura la relación, hasta la llegada de la nueva elección presidencial estadounidense el pasado 2024 y el ´desenfrenado´ apoyo de los líderes europeos por Kamala Harris. Pero quiso el hado del destino que Donald Trump no sólo ganara la presidencia, sino que lo hiera por una gran diferencia y además obteniendo mayoría en ambas cámaras del congreso. Así que la revancha contra Europa “se la tenía jurada”, y eso es lo que hemos visto estas últimas semanas: abandono político en el conflicto en Ucrania, quiere Groenlandia (parte del reino de Dinamarca) y aranceles del 25% al acero y aluminio, además de otros a productos europeos. Sólo un recrudecimiento de la enemistad y un rompimiento de esa alianza histórica.

Maltrato comercial.
Ciertamente Trump ha impuesto aranceles a muchos países, pero lo que resalta es que Europa solía ser una ´aliada estratégica´ y, aun así, no se escapó de ellos el pasado 2 de abril, como sí sucedió con Canadá y México. Ahora bien, más allá de esta nueva oleada de aranceles contra productos europeos, resulta que de los impuestos en la primera administración Trump, la mayoría siguieron con Biden. Aunado a ello, el gobierno de EU ha desarrollado políticas proteccionistas que han llevado a una “desindustrialización” de Europa.

En agosto de 2020 la administración Biden publica dos leyes, la CHIPS and Science Act y la Inflation Reduction Act (IRA), con la finalidad, la primera, de incentivar la producción de semiconductores y reducir la dependencia externa, la segunda, de reducir la inflación, impulsar energías limpias e impulsar la reindustrialización de EU, destinando 52.7 y 369 millones de dólares para cada una.

Ante lo que Europa mostró su preocupación y disgusto, pues empresas como ASML, la gigante holandesa que produce microchips informáticos de punta, Northvolt, Intel o Volkswagen se han visto tentadas a trasladar fábricas o parte de su negocio a EU, para evitar bloqueos y, por el contrario, aprovechar las exenciones fiscales y apoyos gubernamentales. Incluso el presidente francés, Emmanuel Macron, en diciembre de 2022 declaró que “Occidente corre el riesgo de división y fragmentación”, si EU consolidaba esas políticas industriales.

Y ni qué decir del caso del gas europeo que le compraba a Rusia, justo por el gasoducto Nord Stream 1 y como lo esperaban, por el Nord Stream 2, lo cual nunca llegó a concretarse, pues por presiones de EU jamás entró en operación, generando agrias disputas entre Alemania y EU. Pues resulta que derivado de la invasión Rusa a Ucrania y el consecuente paquete de sanciones de EU y ´aliados´, Europa se comprometió a no comprar gas natural ruso, mientras EU se comprometía a proveérselo: sin embargo, lo que parece no quedó claro fue a qué costo y condiciones, pues el ´aliado´ terminó proveyéndoles no gas natural, sino gas natural licuado (GNL), lo que requiere buques e instalaciones especiales para su tratamiento y traslado, así como a un costo que varió entre cuatro y cinco veces más caro.

Lo cual obviamente generó una crisis en la industria europea, pues pasaron de comprar gas ruso barato, a gas (GNL) caro. Así que Alemania, y Europa con ella, no terminó siendo “rehén de Rusia”, como lo vaticinó Donald Trump en 2022 al referirse al gasoducto Nord Stream 2, pero parece que sí lo fue de su ´aliado histórico´.

Sangría militar.
 La sangría militar se da por tres vertientes. Una, en esta nueva administración, Trump exige los países europeos de la OTAN aumenten su al gasto militar ya no al 2% de su PIB, sino al 5%, al tiempo que arrecian las peticiones de abandonar la OTAN dentro de su gabinete. Lo cual es del todo improbable, pues más allá de la función que esta organización cumplió el siglo pasado durante la guerra contra el comunismo, también es un pie del poderío de EU en este territorio, ya que mediante las bases militares de la OTAN, y no sólo, pues también tiene bases militares propias, el líder de este organismo tiene el poder para controlar miliarmente a su antigua aliada.

Dos, Europa ha vaciado sus estantes de armas durante la guerra en Ucrania que ya dura tres años. Diversos reportes, estudios y especialistas han señalado que Rusia tiene capacidad para fabricar tres veces más misiles que toda Europa unida, así que, aunque Europa ya anunció un plan de rearme, será a cuenta de deuda pública y como lo señalan algunos analistas, mucho de ese dinero puede ir a parar a empresas del complejo militar estadounidense. Aunado a que dicho rearme tardará varios años.

Tres, con la llegada de Trump la situación en el conflicto en Ucrania cambió drásticamente, pues su aliado no son los líderes europeos, sino el presidente ruso, Vladimir Putin, con quien ya negocia no sólo la paz y la cesión de algunas regiones invadidas y ´autónomas´, sino incluso la posibilidad de colaborar en la comercialización de las tierras raras ucranianas. Por supuesto, después de años de un discurso anti-Putin y pro guerra, los líderes europeos no pueden recular tan fácil, sin embargo, al ser abandonados por Estados Unidos, Europa se encuentra en una difícil disyuntiva, o aceptan la paz bajo condiciones rusas, o continúan la guerra ellos solos.

¿Tiene la fortaleza “la vieja Europa” para continuar el conflicto? ¿Cuenta con la tecnología suficiente? ¿Hay consenso dentro de la Unión Europea para profundizarla? Esos dos temas los veremos en la próxima entrega.

 Saúl Loera.

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