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¿Quién va ganando, EU o China? (II)

  • Foto del escritor: Saúl Loera
    Saúl Loera
  • 20 may
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 21 may

Columna: Mirada Geopolítica. 20/05/25
Columna: Mirada Geopolítica. 20/05/25
En estas semanas de “guerra arancelaria” de EU contra China, que iniciaron el pasado dos de abril, el país asiático se dio a la tarea de tejer una red de alianzas de alcance global para ir contra el discurso y la posición del gobierno estadounidense. El movimiento de la administración Trump para lograr tomar uno a uno, a cada país, y obligarlos a, además de rebajarle aranceles, aislar a China, fue utilizado de manera extraordinaria por el gobierno chino.

En primer lugar, a finales de marzo, en la 13° reunión trilateral entre China, Japón y Corea del Sur, logró que estos dos países se unieran en una “alianza estratégica” para responder a los aranceles de EU, además de analizar la posibilidad de llegar a un Acuerdo de Libre Comercio. Para dimensionar este acto, hay que saber que tanto Japón como Corea del Sur son aliados históricos clave de EU en esa región de Asia. Si bien China tiene tiempo acercándose a ambos países, sus dificultades se remontan a la Guerra Fría, donde estaban en bandos contrarios, e incluso con Japón, China fue enemigo acérrimo en la 2ª Guerra Mundial.
Obviamente su acercamiento se ha dado más por el ámbito comercial, pero llegar a una alianza que va contra su aliado histórico, es del todo inusual. Basta recordar que como señalamos en la primera parte de este artículo, EU había logrado incluir a Japón y Corea del Sur en la alianza “Chip 4 Alliance” apenas en 2022, para restringir le venta de semiconductores y tecnología avanzada a China. De tal modo que si bien, Japón y Corea del Sur continuarán su cercanía con EU, lograr que ambos países pasen de una alianza en tu contra, a un Acuerdo de Libre Comercio, es todo un éxito para el gobierno chino.

En segundo lugar, el 11 de abril, Pedro Sánchez Castrejón, presidente del gobierno español, desoyendo el comentario del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent respecto que acercarse a China era como “cortarse el cuello”, visitó el país asiático y se reunió con el presidente chino, Xi Jinping, para dialogar y fortalecer la relación bilateral en áreas como nuevas energías, cultura y turismo. Asimismo, Úrsula Von Der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea ha hablado de la necesidad de una relación con China que sea estratégica y equilibrada. A lo anterior, hay que sumar la próxima cumbre UE-China para conmemorar los 50 años de relaciones diplomáticas, en la que se espera se profundice la relación.

En tercer lugar, el pasado 9 de mayo se conmemoró el 80 aniversario de la “gran guerra patria”, es decir, la rendición de la Alemania nazi ante la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) en 1945, poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial, para lo que Putin se engalanó recibiendo a 29 líderes mundiales, dentro de los cuales el de mayor peso político fue su aliado chino, Xi Jinping, con quien sostuvo una reunión bilateral el día anterior, en la cual se firmaron múltiples acuerdos tanto comerciales, financieros, de trabajo y asociación entre medios de comunicación estatales, de exploración del espacio y, en general, para profundizar su asociación estratégica integral.
Pero lo más asombroso, desde nuestro punto de vista, es la firma de un acuerdo para la estabilidad y seguridad global, sí, como se oye, “seguridad global”. No su seguridad bilateral, o de Asia, o regional, o Euroasiática, no, global. Que incluye la cooperación en materia de defensa (militar), amenazas globales (terrorismo, guerra híbrida, espacio cibernético), nuclear y de defensa contra el expansionismo “occidental” (OTAN).

Y para finalizar este póker de ases, el 13 de mayo se celebró en Beijing la 4ª reunión ministerial China – CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y de Caribeños, organismo internacional que no incluye ni a Canadá ni a EU), inaugurada por Xi Jinping y en la que igualmente se firmaron acuerdos y el gigante asiático ofreció créditos por casi 10 mil millones de dólares para proyectos de infraestructura, tecnología, Inteligencia Artificial (IA) y ciberseguridad; además del anuncio de eliminar visa a cinco países latinoamericanos: Brasil, Argentina, Chile, Perú y Uruguay.
Y a pesar de que a la reunión el gobierno chino le dio el más alto nivel, el cortejo a Sudamérica no paró ahí, pues posteriormente mantuvo reuniones por separado con los presidentes de Chile, Brasil y Colombia.

Gabriel Boric, presidente chileno, logró acuerdos para fortalecer la colaboración en proyectos de infraestructura, IA, comercio y salud. En su tercer encuentro con Xi Jinping en cuatro años, dijo: “Estar hoy aquí es una demostración de la convicción de Chile en el multilateralismo y en que las guerras comerciales no son la manera de enfrentar nuestros problemas ni las diferencias”.

El lazo de Brasil con China es mucho más profundo, aunado a que el país sudamericano es la mayor economía de toda Latinoamérica, ambas naciones son fundadoras del grupo BRICS, por lo cual mantienen una comunicación más estrecha y una “relación estratégica”, como el propio presidente brasileño, ´Lula´ Da Silva, lo señala. En su reunión por separado, ambas naciones “firmaron 20 acuerdos y adoptaron otros 17 documentos para fortalecer la cooperación durante los próximos 50 años en diversos ámbitos.”, según comunicación oficial del gobierno brasileño.

Por su parte, Gustavo Petro, presidente de Colombia, también celebró reunión privada con el presidente chino, en la cual anunció su adhesión a las nuevas Rutas de la Seda, el megaproyecto chino de infraestructuras con alcance global. Aunado a lo anterior, también firmó su solicitud de ingreso al “Banco BRICS”, (New Development Bank, Nuevo Banco de Desarrollo), que tiene sede en Shanghái y es presidido por la expresidenta brasileña Dilma Rousseff, con lo cual abre su potencial crediticio para no depender del Banco Mundial (BM) o el Fondo Monetario Internacional (FMI).

De igual manera que en el caso de Japón y Corea del Sur, hay que señalar que Colombia históricamente ha sido un enclave en Sudamérica del gobierno de los EU, no por nada mantiene varias bases militares en dicho país. Aunque con la llegada, por primera vez en su historia, de un presidente izquierdista (y exguerrillero), la relación ha empezado a cambiar.

Es la segunda vez que EU intenta aislar a un país y no lo logra y, por el contrario, cada vez él queda más aislado. En 2022, cuando Rusia invadió Ucrania, mientras anunciaba sanciones, Biden vociferaba que Rusia sería un “paria internacional” y lo único que logró es que sus ´aliados´ tradicionales (Europa, Reino Unido, Canadá, Japón, Corea del Sur y Australia), a quienes en los medios de comunicación se les nombra “comunidad internacional”, emitieran sanciones contra dicho país, pero ni Asia, ni América Latina y menos África, lo hicieron, haciéndole vacío.

Ahora le sucede lo mismo con China, pero como puede verse, más grave aún, pues aliados “históricos” (Japón, Corea del Sur y Europa), en lugar de alinearse con el país de las barras y las estrellas, hacen fuerza con el dragón chino para intentar no ser aplastados. Parece que la potencia de nuestro vecino para doblegar a la verdadera comunidad internacional es cada vez es menos efectiva. Aunque desde luego, Trump hace el mayor esfuerzo y en reciente gira por Medio Oriente, logró acuerdos millonarios en tres países: Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Qatar, que incluyen no sólo aspectos comerciales, sino también de IA y defensa.

Como hemos señalado en otros artículos, Donald Trump enfrenta una revuelta (algunos lo llaman ´guerra civil´) al interior de los propios EU, ante ello su discurso de America First (América primero), así como el Make America Great Again (Hacer grande América otra vez), le es fundamental para acumular y mantener la gran base social que le dio la victoria y con la cual gobierna, sin embargo, en el ámbito exterior, para el resto del mundo, esto ha caído muy mal.

A nuestro parecer, este discurso y posición política es un error estratégico no sólo del actual presidente, sino del gobierno norteamericano en general, pues lo ha llevado a dejar un vacío en el ámbito internacional que China se apresura a llenar. Como reza el dicho: en política, los vacíos se llenan. Y así, mientras EU habla de abandonar la OMS, el Pacto de Paris contra el cambio climático y hasta la ONU, China ha tomado la bandera del multilateralismo y la defensa del orden internacional. Mientras EU intenta poner a ´América primero´, China habla una y otra vez de “relaciones mutuamente beneficiosas”.

Mientras EU pone sanciones y aranceles a diestra y siniestra, China habla de defender el libre comercio justo y recurre a la Organización Mundial del Comercio (OMC) para denunciar a EU. Mientras EU (hace años, no de ahora), habla de “Choque de civilizaciones”, el gobierno chino habla de “Diálogo entre civilizaciones” y busca impulsar la ´Iniciativa de la Civilización Global´ (Global Civilization Initiative, 2023). Mientras EU busca salvar su economía a como dé lugar y abandona el discurso de apoyar a los pueblos del mundo, China toma la batuta y convoca al “Sur Global” (todo lo que no es EU y aliados), a no ceder ante el “matonismo comercial”, convoca a no arrodillarse porque eso sólo “envalentonará al agresor”.

Así que ante la pregunta de quién va ganando, pues díganme ustedes qué les parece, ya que en este mundo donde todo se relativiza y parece ya no es posible la verdad, yo me allano a lo que dice mi vecina: “pues cada quien”.

Saúl Loera.


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